Vamos a plantear este artículo desde la perspectiva de que disponemos del tiempo suficiente y necesario para 'crear' un campeón desde las raíces (desgraciadamente no siempre es así y muchos luchadores han de entrenar en función de afrontar una pelea próxima pactada antes de conseguir una base sólida).

Un verdadero Campeón en una disciplina de combate nunca puede ser flor de un día. Es imposible alcanzar la cima sin haber escalado antes las espinas de un tallo más o menos largo, según sea el caso. La gloria de un combate decisivo es la suma de talento natural, actitud mental adecuada y de muchas horas empleadas para cultivar las aptitudes físicas, técnicas y tácticas imprescindibles. Por eso los buenos entrenadores llevan a sus campeones de menos a más, dentro de una progresión inversamente proporcional entre la calidad de los rivales y la cantidad de las peleas. Y en lo que respecta al entrenamiento de las condiciones físicas, debe de seguirse la misma tendencia: primero un trabajo acumulativo de base y, a medida que se acercan las peleas, un trabajo más orientado al desarrollo de los gestos deportivos específicos que determinan el éxito competitivo.

Una temporada ha de contemplarse como un gran ciclo de trabajo orientado hacia la consecución de un resultado o una serie de resultados (un título, ganar ciertos combates,..etc). Y desde esta perspectiva hay que dividir el tiempo disponible en varios mesociclos, a modo de pasos intermedios necesarios para alcanzar estas metas.

Generalmente lo primero es centrarse en trabajar las condiciones físicas básicas: fuerza y resistencia. Se pasará mucho más tiempo entre los 'hierros', haciendo movimientos olímpicos para el desarrollo global de la musculatura y ejercicios analíticos centrados en los grupos musculares más solicitados por la disciplina deportiva que se practique. Las series han de ser 'pesadas' y a repeticiones bajas para no hipertrofiarnos en exceso y así tampoco aumentar de peso en la báscula. Hay que combinar este trabajo con sesiones de aeróbicos en exteriores por medio de otros deportes paralelos como el jogging o el mountain bike.

A medida que cubrimos estes mesociclos de base, pasaremos a trabajar (también en el gimnasio con los mismos movimientos) esta vez con mayor 'explosividad' para conseguir el desarrollo de la potencia (fuerza/velocidad) que necesitan los desplazamientos felinos y las pegadas demoledoras. Se vuelve necesario también empezar a combinar el entrenamiento analítico por grupos musculares con sesiones de circuitos donde se trabaje globalmente todo el cuerpo en la misma sesión. Es la transición hacia el momento competitivo. Los aeróbicos han de buscar ya la combinación de la resistencia obtenida en la fase previa con una mayor coordinación y equilibrio (combas, escaleras de velocidad, circuitos de obstaculos,...etc).

Un paso más y la culminación del desarrollo de la programación global, sería ir introduciendo mayor proporción de trabajo con materiales específicos de combate (sacos, peras, sombras,..etc) e irlos combinando con más sesiones de sparring y con rutinas de trabajo funcional (usando pesas livianas para los gestos que se produzcan con mayor frecuencia dentro del deporte que se practique y otro tipo de materiales funcionales como bosus, trx, gomas, ketlebells, balones medicinales, plataformas vibratorias, tablas de equilibrio,...etc). No hay que 'ganar' fuerza ni velocidad sino 'mantenerla' y, en la medida de lo posible, conseguir que se optimice su entrega para los movimientos que determinan la mayor ventaja competitiva.

Los entrenadores saben bien que la 'forma' física óptima es un estado que se puede sostener sólo duurante un período limitado en el tiempo. Se habla de mejores o peores 'momentos', generalmente con varios 'picos' a lo largo de una temporada. Por lo tanto, como se puede apreciar, la funcionalidad del entrenamiento es el momento del 'afinado' final de un deportista... y en la medida en la que se consiga o no 'acabar' con éxito esta última etapa, este hecho será determinante para saber si el instrumento que hemos creado tocará finalmente una marcha triunfal en pie sobre el ring al final del combate o un estruendoso ruído cuando bese la lona antes de la campana.