En realidad, para el momento mismo del pesaje lo único que importan son los kilos. La cifra resultante será la que determine si el púgil ha cumplido o no con los términos en los que se ha acordado la pelea. Sin embargo, a la hora de planificar una estrategia nutricional para llegar a ese momento, al profesional de la nutrición han de importarle más otros factores que el propio peso corporal.
Cuando un dietista se hace cargo de un luchador, grosso modo, lo hace desde 3 posibles finalidades: o bien hay que conseguir que el púgil mantenga su peso corporal sin perder energía para afrontar los entrenamientos; o bien se debe de reducir peso manteniendo en lo posible la masa muscular; o bien hay que conseguir que el púgil gane peso para poder disputar combates en una categoría distinta. Pero en todos estos casos, lo que importa realmente es que esas fluctuaciones en la báscula se correspondan con una maximización del tejido magro y una reducción de la proporción grasa del organismo: no se trata sólo de peso sino de composición corporal.
Un atleta de combate necesita explosividad en sus golpes y esta caracerística es una resultante de poseer una masa muscular entrenada para entregar fuerza en instantes brevísimos de tiempo (potencia = fuerza / tiempo). Por lo tanto, en lo que se corresponde exclusivamente a las aptitudes físicas de un púgil (hay muchos más factores que determinan el rendimiento, obviamente), la ganancia o protección de la masa muscular es la materia prima sobre la que poder trabajar resistencia, fuerza y velocidad a posteriori.
Lo que la mayor parte de la gente no sabe, es que LA MASA MUSCULAR FLUCTÚA MÁS QUE LA GRASA ante los cambios bruscos en las pautas alimentarias. Los aumentos y descensos rápidos de 'peso' suelen afectar poco a la grasa y mucho a la cantidad de fluídos y al estado de la eficiencia metabólica de los músculos de nuestro cuerpo. Cuando vamos demasiado 'pesados' (> 6-7 kg sobre el máximo permitido) y hacemos una dieta demasiado restrictiva en las últimas semanas en vistas a entrar en la báscula, solemos obtener resultados nefastos para nuestros intereses. El déficit calórico casi siempre nos va a dejar demasiado cortos de carbohidratos para poder afrontar con energía los entrenamientos necesariamente intensivos de cara al combate ya inminente. Y lo que es todavía peor, nuestra calidad muscular se verá seriamente comprometida porque el cuerpo se catabolizará en exceso a expensas del tejido magro para obtener la energía necesaria. Resumiendo, si conseguimos entrar finalmente en el peso, llegaremos débiles a la pelea.
Existen muchas estrategias de alimentación y de suplementación para optimizar una fluctuación de última hora en lo que respecta al peso de un luchador (puede llegar a existir una diferencia enorme entre el pesaje y la pelea), pero este diferencial debe de proceder en exclusiva del estado de hidratación de los tejidos y de la reposición de los depósitos de glucógeno (que dependen directamente de la cantidad de masa muscular); y se deben de planificar con detalle para estar en disposición de obtenerlos de esa manera. Conviene recordar que SÓLO SON FACTIBLES FLUCIACIONES DE ESTE TIPO CUANDO EL PESO CORPORAL SE CORRESPONDE CON UN % BAJO DE GRASA Y UN ELEVADO % MUSCULAR.
Iremos comentando en artículos sucesivos cómo debemos de vigilar estos factores, como debemos de comer para controlar el peso sin agobios de útima hora y cuáles son los suplementos nutricionales sobre los que nos debemos de apoyar según nuestro estado y según sean los objetivos específicos para el momento de la temporada en el que nos encontremos.
